lunes, 25 de julio de 2011

La escalera de los cigarros a medio fumar


                               
        Santiago suele ser una ciudad de poca luz, de callejones húmedos y salidas de del metro un tanto extrañas, es desde ahí donde quiero empezar a abrir esta ventana, ventanas que siempre se cierran y que pocas veces se ven.

        Pues bien, 3 de la tarde y la gente camina, junto al humo impreciso de las micros y fumadores, cigarros que expelen el humo negro blanquecino que implica los rencores de todo un pueblo sin esperanza, que camina y no avanza, que lucha y solo busca la venganza, de no ser como mi padre de no dejar que nadie me pase a llevar, cigarros que al fin no botan humo, solo  liberan a las cabezas insulsa que el mundo termina por matar.

        Dentro de todo este mundo de papel y fuego, sobresale el llamado a no ser como tus progenitores, a ser mas que ellos para que tu no vivas lo que nosotros tuvimos que vivir, para que seas mas que nosotros, para ser un simple esclavo mas de toda esta esclavitud.

        Todo este mundo no vive solo, mas aun, suele estar dibujado en una escalera, en donde mueren aquellos desparpajos de vida, suele ser la del metro, la escalera de los cigarros a medio consumir, aquella que me decía ven, que me explica que por ahí llegare al camino que me lleva de regreso a casa, la que me excita al pensar en que dejare al mundo laboral para ir al familiar, en donde pronto se acaba la ilusión y se transforma en desesperación pues en mi hogar me aguardan aun mas problemas, sermones que dar y efectos laborales que cumplir, es así como trascurre mi vida pensando en la incomoda monotonía de pensar y vivir mis únicos buenos momentos en un medio de trasporte que solo me permite la transición entre mi trabajo y el hogar entre los problemas reales con los realistas, aquella escalera me invita a ser uno mas que vuelve a luchar, por que en la mañana siguiente cada gesto y cada ocasión me recuerdan que otro día comenzó y que la realidad laboral me llama a dejar la del hogar sin saber que nueve horas después solo querré ir nuevamente apretado, incomodo y desesperado por llegar pronto a mi hogar para a la mañana siguiente volver a trabajar.

Esperaba mucho mas que decir respecto a aquellas escaleras, al parecer la mente y el ingenio no se convirtieron en palabras sino más bien en pensamientos gigantes que no supieron caer dentro de una hoja. Tal vez así también pase con los grandes sueños, son tan grandes que solo caben en la inmensidad del universo mental, sin embargo ante esta falta de palabras surgen muchos rostros, estoy leyendo y escribiendo mientras la vista me, da razones para continuar y cesar de recitar sobre un  papel, no se por que pero mi. Hermano aun no llega, ya llegara.


Es increíble la forma en que se pueden escribir cosas sin querer escribir nada, solo comentar el momento irreverente del descanso oportuno pero poco deseado, el cual espero se transforme en anhelo insatisfecho en unos cientos de días mas.

Así será, así espero así buscare que sea.

Comentario innecesario para la ocasión

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